jueves, 30 de enero de 2014

UNA FÁBULA


En un país tan lejano como imaginario había una vez una entidad financiera que, como las demás, ofrecía a sus clientes productos de tanta rentabilidad como riesgo. El responsable máximo de esa entidad financiera, como los de las demás, exigía a los directores de las miles de oficinas distribuidas a lo largo y ancho de aquel imaginario país que incrementaran la oferta y la venta de esos productos tan rentables como arriesgados, y que lo hicieran a costa de lo que fuera y de quien fuera. De hacerlo así, todos obtendrían grandes beneficios. Pero, de no hacerlo así, los directores de las sucursales podrían ser degradados o incluso despedidos.
Así, los directores captaron a miles de clientes, a quienes informaban de la altísima rentabilidad de los productos, pero no del alto riesgo que asumían, y mucho menos de que podrían perder todo lo invertido.. De esta manera, esos ciudadanos, contentos y confiados, invirtieron todos los ahorros de su vida, a pesar de que muchos de esos ciudadanos tenían ya tantos años como dificultades para entender lo que los directores, amables y de toda confianza, les decían, y mucho menos, los documentos que les acercaban para leer y firmar.
Pero ocurrió que uno de aquellos directores se negó a seguir adelante con aquella operación, ya que, si salía mal, podría hundir en la miseria a los clientes que, fiándose de él, invirtieran en esos productos parte o la totalidad de los ahorros de su vida. Y sucedió que fue fulminante e irremisiblemente despedido por el responsable máximo. Y sucedió también que al poco tiempo el riesgo, como una maldición, se cumplió, y los ciudadanos perdieron todos sus ahorros y el responsable máximo fue detenido y puesto en manos de la justicia.
Pero esto, como podéis suponer, es una fábula que sólo pudo ocurrir en un país tan lejano como imaginario.
Para terminar esta fábula, y en vez de moraleja, o quizá como la más aleccionadora, proponemos al lector u oyente estos interrogantes para la reflexión:

  1. ¿Sólo un director, uno sólo, tuvo la honradez y la humanidad necesarias para decir “no”?
  2. ¿Qué habríamos hecho nosotros, cada uno de nosotros, de haber tenido la responsabilidad de esos directores de sucursal, o la del máximo responsable?
  3. ¿Hasta dónde estamos dispuestos a llegar por riqueza, o por poder, o simplemente por el trabajo?


EL CATALEJO, RADIO CHINCHILLA
Jueves, 30 de enero de 2014.

jueves, 23 de enero de 2014

LA FILMOTECA




Esta mañana el catalejo nos acerca al Altozano, concretamente a la Sala Capitol, y, en ella, a la Filmoteca. Y lo hacemos porque, nos guste el cine mucho o poco, nos parezcan mejor o peor las pelícculas que ofrece, se ha convertido desde hace ya bastante tiempo en un indiscutible referente de la cultura con mayúsculas y del ocio cultural -que tan importante  y necesaria es la una como el otro- para la ciudad.
Desde que inició su actividad, hace ya más de 12 años, ha ido ganando adeptos y aceptación social a la vez que ha mejorado su oferta. Son habituales las hectométricas colas de espectadores a las 8 ó las 10 de los viernes y los  sábados esperando para sacar entrada o que abran la puerta.

Un equipo de 5 personas hace funcionar esta maquinaria, al frente del cual está un casi paisano -casualidades de la vida- de José Luis Cuerda; se llama Jesús López Torres y sabe combinar, mes tras mes, y en perfecto equilibrio, lo cual ya es un enorme mérito, el cine clásico y de género, con el de autor y con el más comercial y actual; el español, con el americano o los europeos, incluyendo también los orientales y de otras latitudes, además del documental o el infantil, y todo, como corresponde, en versión original. Y, además, da cabida a ciclos temáticos y a propuestas de los diversos colectivos y asociaciones locales. Poco más se puede pedir. Bueno, sí: que sea por un precio simbólico. Pues eso, también.

EL CATALEJO. RADIO CHINCHILLA,
Jueves, 23 de enero de 2013.

jueves, 16 de enero de 2014

EL “CAMINO DE LA PULGOSA”


Jueves, 16 de enero de 2013.

Buenos días, nuestro primer catalejo va  a ser, además, el primero de una serie dedicada al día a día en la ciudad de Albacete.
Lo vamos a dirigir hacia el  “Camino de la Pulgosa”. Éste que es, a la vez, vía peatonal y ciclista, que parte del campus universitario y llega, tras unos tres kilómetros, al Parque de La Pulgosa, se ha convertido desde hace ya algún tiempo en la más importante pista deportiva y salida de esparcimiento para la ciudad.
Cuando hace buen tiempo, y no tan bueno, es un verdadero placer recorrerlo, paseando o corriendo, en bici o en patines, en pareja o solo, o con algún amigo,  y mezclarte con los centenares de ciudadanos que te encuentras en el camino.
¿Cuántas consultas nos ha ahorrado al traumatólogo, o al fisio, o a veces incluso al sicólogo?
Como suelo decir en estos casos, quien no lo haya probado, tiene mucha suerte porque aún lo puede descubrir.

Y descubrirlo puede ser un incomparable placer, así que, como consejo, hacer el “Camino de La Pulgosa”, y, como ruego, a la administraciones competentes, que no dejen de cuidarlo, por el uso y disfrute que proporciona y esperemos que siga proporcionando a la población albaceteña.