jueves, 30 de octubre de 2014

JOSÉ LUIS PARRA




El pasado 16 de este mes que mañana acaba se cumplieron dos años de la muerte del poeta valenciano José Luis Parra.
No fue famoso, ni siquiera bien conocido como poeta más allá de sus escasos pero entregados lectores y amigos. Vino varias veces a Albacete; la última, creo, tres años antes de su muerte, en noviembre de 2009. Ofreció, en mi opinión, una de las más conmovedoras lecturas de poemas de las que a lo largo de más de una década se dieron en el ciclo 5 Poetas en Otoño. En ella, leyó poemas de su último libro publicado en vida, De la Frontera, que algunos consideramos como uno de los mejores libros de poemas en español del presente siglo.
Yo confieso que una de las razones que me impelieron a crear el blog literario díasdiVersos, allá por 2011, fue la de reivindicar a Parra como un enorme poeta y a De la Frontera como un libro sobresaliente, y que ambos merecían un reconocimiento proporcional a su mérito. Su última entrega, Inclinándome, apareció al poco de producirse la desaparición del poeta.
Para recordar y homenajear a José Luis Parra, mañana, viernes, 31 de octubre, a las 19:30 de la tarde, en el Salon de Actos de la Biblioteca Pública de Albacete, tendrá lugar una lectura colectiva de sus poemas, en un acto público que será presentado por el escritor Antonio Cabrera, y por quien fue compañera de Parra, Susana Benet. En la lectura intervendrán más de una decena de poetas, amigos del poeta y admiradores de su obra. Una ocasión única para conocer a un poeta irrepetible.

jueves, 23 de octubre de 2014

MIGUEL CANO



Hoy quisiera recomendar con énfasis, a los albacetenses que todavía no la hayan visto, que no se pierdan la magnífica exposición pictórica de Miguel Cano, que pueden visitar en el Museo Municipal hasta el 31 de este mes.
        Se trata de una antológica de 42 cuadros, algunos de ellos expuestos por primera vez, en los que, como viene siendo habitual en las muestras de Cano, la protagonista es la ciudad de Albacete: sus edificios más emblemáticos, y otros que no lo son tanto; las calles desiertas al amanecer o al anochecer, las esquinas, las fachadas, los tejados, algunos escaparates, detalles que rematan algunos edificios, rincones de la ciudad en los que no habíamos reparado, y que el pintor nos descubre como si acabaran de ser creados.
        Aunque no es, ni mucho menos, la primera vez que contemplamos la obra de Cano; aunque sepamos bastante aproximadamente qué es lo que no vamos a encontrar ante una nueva muestra suya, no deja de asombrarnos, una vez más, su maestría, que lo convierte, en la línea de Antonio López, en uno de los mayores exponentes vivos del realismo. Quien ve por primera vez sus cuadros, no distingue, hasta acercarse a un par de metros, si se trata efectivamente de óleos o de fotografías.
        Y es cierto que en cada exposición, incluso en los mismos cuadros, descubrimos cosas nuevas. En ésta, ya no me he detenido tanto en la exactitud de líneas y ángulos en precisa perspectiva, o en la prodigiosa fidelidad a los lugares retratados. Ha sido el tratamiento de la luz lo que más me llamado la atención, la luz dosificada en su justa medida, fluyendo por los tejados y las fachadas representados en los cuadros, creando en ellos lo que sólo los auténticos maestros son capaces de crear: el aire, el tiempo, la atmósfera que dota a lo representado de realidad.
        No sé si es correcto hablar de perfección en el arte. Como humanos, nunca la alcanzaremos, supongo. Y se quedará, en el mejor de los casos, en constante aspiración. Y tampoco tengo claro que sea la perfección lo que se persigue, o lo que Miguel Cano busca cuando pinta, pero si sé que su obra lleva ya mucho tiempo siendo un auténtico canto a la perfección.
       



                                                                                                      EL CATALEJO. RADIO CHINCHILLA,


                    JUEVES, 23 DE OCTUBRE 2014.

jueves, 16 de octubre de 2014

LOS NIÑOS DE LA TRIBU

Yo tenía varios temas previstos sobre los que hablar en este primer catalejo de esta segunda temporada. Pero el lunes pasado, una noticia me golpeó como un mazazo; seguro que ustedes ya la conocen: el domingo, 12 de octubre, en La Línea de la Concepción, unos menores empujaron y agredieron a un hombre de 77 años en la Plaza de Skate de Poniente porque éste les había recriminado una  conducta incívica o maleducada.
El hombre se encuentra en estado crítico, con nariz y cráneo rotos, derrame cerebral y desplazamiento de masa encefálica. Dos de los menores fueron detenidos, pero, por su condición de menores, fueron esa misma tarde puestos en libertad, eso sí, con cargos.
Seguro que todos nos hemos visto, y seguro que en más de una ocasión, frente a menores actuando de manera reprobable, y nos hemos encontrado en la disyuntiva de llamarles la atención o no hacerlo, precisamente por su reacción, o la de sus progenitores, que a veces es peor. Y somos conscientes de que somos nosotros, si no les llamamos la atención para corregir su conducta, los que, como mayores y personas responsables, actuamos incorrectamente.
En su libro “Aprender a vivir”, el profesor José Antonio Marina recuerda el proverbio africano que dice que para educar a un niño hace falta la tribu entera. Sostiene el profesor Marina que todos somos responsables de la educación de los niños de nuestra sociedad, y que todos, cada uno desde su puesto en la sociedad debe enseñar a vivir,  no sólo a sus hijos, sino también a los de los demás.

Todos pensamos que este hombre obró ejemplarmente. Pero algo pasa en la tribu cuando, ante casos como éste, que puede costarle la vida a quien hizo lo que todos deberíamos hacer sin titubeos, muy poco o casi nada se exige a los menores causantes de tal desgracia, o a sus responsables legales.

EL CATALEJO. Radio Chinchilla.
jueves, 16 de octubre de 2014.